Friday, January 11, 2013

A espantosa realidade...Alberto Caeiro





La espantosa realidad de las cosas
es mi descubrimiento de todos los días.
Cada cosa es lo que es,
y es difícil explicar a alguien cuanto me alegra eso,
y cuanto me basta.

Basta existir para ser completo.

Tengo escritos bastantes poemas.
He de escribir muchos más, naturalmente.
Cada poema mío dice esto,
y todos mis poemas son diferentes,
porque cada cosa que hay es una manera de decir esto.

A veces me pongo a mirar una piedra.
No me pongo a pensar si ella siente.
No me pierdo llamándola mi hermana.
Pero me gusta por ser piedra,
me gusta porque no siente nada,
me gusta porque no tiene ningún parentesco conmigo.

Otras veces oigo pasar el viento,
y me parece que sólo para oír pasar el viento vale la pena haber nacido.
Yo no sé qué pensarán los otros leyendo esto;
pero me parece que esto debe estar bien porque lo pienso sin esfuerzo,
no me oigo pensando ideas de otras personas;
porque lo pienso sin pensamientos,
porque lo digo como mis palabras lo dicen.

Una vez me llamaron poeta materialista,
y yo me admiré, porque no creía
que se me pudiera llamar de cualquier modo.
Yo ni siquiera soy poeta: veo.
Si lo que escribo tiene valor, no soy yo el que lo tengo,
el valor está allí, en mis versos.
Todo eso es absolutamente independiente de mi voluntad.

Alberto Caeiro
Poemas Inconjuntos
traducción de Mario Bojórquez

Wednesday, January 09, 2013

Quando a herva crescer... Alberto Caeiro




Cuando la hierba crezca encima de mi sepultura,
sea esa la señal para que me olviden del todo.
La Naturaleza nunca recuerda, y por eso es bella.
Y si tuvieran la enfermiza necesidad de "interpretar" la hierba verde sobre mi sepultura,
digan que yo sigo reverdeciendo y siendo natural.

Alberto Caeiro
Poemas Inconjuntos
traducción de Mario Bojórquez

Tuesday, January 08, 2013

Hablas de civilización Alberto Caeiro




Hablas de civilización, y de no deber ser,
O de no deber ser así.
Dices que todos sufren, o la mayoría,
Con las cosas puestas de esta manera.
Dices que si fueran diferentes, sufrirían menos.
Dices que si fueran como tú quieres, sería mejor.
Escucho sin oírte, ¿para qué te querría oír?
Oyéndote nada quedaría sabiendo.
Si las cosas fueran diferentes, serían diferentes: eso es todo.
Si las cosas fueran como tú quieres, serían sólo como tú quieres.
¡Ay de ti y de todos los que llevan la vida
A querer inventar la máquina de hacer felicidad!

Alberto Caeiro
Poemas Inconjuntos
traducción de Mario Bojórquez

Sunday, January 06, 2013

Odas de Ricardo Reis VII y tres notas sobre su obra



Pongo en la altiva mente el fijo esfuerzo
de la altura, y a la suerte dejo,
y a sus leyes, el verso;
Que, cuando es alto y regio el pensamiento,
súbdita la frase lo busca
y el esclavo ritmo le sirve.

Ricardo Reis



Tres notas breves sobre la obra de Ricardo Reis


1- Del nacimiento de su obra:

El Dr. Ricardo Reis nació dentro de mi alma el día 20 de enero de 1914, hacia las 11 horas de la noche. Estuve oyendo el día anterior una discusión extensa sobre los excesos, especialmente de realización, del arte moderno. Según mi proceso de sentir las cosas sin sentirlas, me fui dejando ir en la ola de esa reacción momentánea. Cuando reparé en qué estaba pensando, vi que había erguido una teoría neoclásica, y que la iría desarrollando. La encontré hermosa e imaginé interesante que fuera desarrollada según principios que no adopto ni acepto. Se me ocurrió la idea de volverla un neoclasicismo “científico” (…) reaccionar contra dos corrientes tanto el romanticismo moderno, como contra el neoclasicismo a lo Maurras (…).

Fernando Pessoa
(En Páginas Íntimas e de Auto-Interpretação, pp.385-386. Texto assinado por Fernando Pessoa.)


2- De un proyecto de prólogo a sus obras

Se resume en un epicureísmo triste toda la filosofía de la obra de Ricardo Reis. Intentaremos sintetizarla.

Cada uno de nosotros—opina el poeta— debe vivir su propia vida, aislándose de los otros y buscando apenas, dentro de una sobriedad individualista, lo que le agrada y le place. No debe buscar los placeres violentos, y no debe huir a las sensaciones dolorosas que no sean extremas.

Buscando el mínimo de dolor o gozo, el hombre debe procurar sobre todo la calma, la tranquilidad, absteniéndose del esfuerzo y de la actividad útil.

Esta doctrina, la da el poeta por temporal. Es entre tanto los bárbaros (los cristianos) dominan, que la actitud de los paganos debe ser ésta. Una vez desaparecido (si desapareciera) el imperio de los bárbaros, la actitud podrá entonces ser otra. Por ahora no puede ser sino ésta.

Debemos buscar darnos la impresión de la calma, de la libertad y de la felicidad, cosas inalcanzables porque, en cuanto a la libertad, los propios dioses—sobre los que pesa el Hado— no la tienen; en cuanto a la felicidad, no la puede tener quien está exiliado de su fe y del medio donde su alma debía vivir; en cuanto a la calma, quien vive la angustia compleja de hoy, quien vive siempre a la espera de la muerte, difícilmente se puede fingir calmo. La obra de Ricardo Reis, profundamente triste, es un esfuerzo lúcido y disciplinado para obtener una calma cualquiera.

Todo esto se apoya en un fenómeno psicológico interesante: en una creencia real y verdadera en los dioses de la Grecia antigua, admitiendo a Cristo como un dios más, pero nada más—idea de acuerdo con el paganismo y tal vez inspirada por la idea (puramente pagana) de Alberto Caeiro de que el Niño Jesús era “el dios que faltaba”.

Frederico Reis
(En Ibid. pp.386-387)

3- Una nota crítica sobre su poesía:

Nuestro Ricardo Reis tuvo una inspiración feliz si es que él usaba la inspiración, por lo menos fuera de las explicaciones, cuando redujo a seis líneas su arte poética:

No el arte poética, sino la suya propia. Que él ponga en la mente activa el vivo esfuerzo sólo de la “altura” (sea eso lo que fuera), concedo, si bien que me parezca estrecha una poesía limitada al poco espacio que es propio de los pináculos. Pero la relación entre la altura y los versos de un cierto número de sílabas me es aún más velada. Y, es curioso, el poema, salvo la historia de la altura, que es personal, y por eso queda con Reis, y que además guarda para sí, está lleno de verdad:

Que quando é alto e régio o pensamento,

Súbdita a frase o busca
E o escravo ritmo o serve.

Resaltando que pensamiento debe ser emoción, y, otra vez, la tal altura, es cierto que, concebida fuertemente la emoción, la frase que la define se hace espontánea, y el ritmo que la traduce surge por la frase misma. No concibo, sin embargo, que las emociones, ni aún las de Ricardo Reis, sean universalmente obligadas a ser odas sáficas o alcaicas, y que Reis, ya diga que es un muchacho valiente, o que diga que tiene pena de morir, lo tenga que forzosamente hacer en frases súbditas que doblemente son más largas y más cortas, y en ritmos esclavos que no pueden acompañar las frases súbditas sino en diez sílabas (endecasílabo) para las dos primeras y seis sílabas(heptasílabo) para las segundas, en una gradación de paso desconcertante para la emoción.

No censuro a Reis más que a cualquier otro poeta. Lo aprecio, realmente, y para decir la verdad, por encima de muchos, de muchísimos. Su inspiración es estrecha y densa, su pensamiento compactamente sobrio, su emoción real si bien demasiadamente vuelta hacia el punto cardinal llamado Ricardo Reis. Pero es un gran poeta—aquí lo admito—, si es que hay grandes poetas en este mundo fuera del silencio de sus propios corazones.

Álvaro de Campos (En Obra poética, Aguilar, 1985)

Traducción del portugués de Mario Bojórquez