Saturday, March 14, 2009

Ridículas

Todas las cartas de amor son
Ridículas.
No serían cartas de amor si no fueran
Ridículas.

También escribí en mi tiempo cartas de amor,
Como las otras,
Ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor
Tienen que ser
Ridículas.

Pero, al final
Sólo las criaturas que nunca escribieron
Cartas de amor
Son
Ridículas.

Quién me diera el tiempo en que escribía
Sin notarlo
Cartas de amor
Ridículas.

La verdad es que hoy
Mis memorias
De esas cartas de amor
Son
Ridículas.

(Todas las palabras esdrújulas,
Como los sentimientos esdrújulos
Son naturalmente
Ridículas).

Este es el último poema de Álvaro de Campos, fechado el 21/10/1935, había muerto el 3/2/1935, cuando Fernando Pessoa escribió al pie del poema Regresso ao lar, la frase "End of the book", sin embargo Álvaro llegó a escribir una docena más de textos, este último lo escribe un mes antes de la muerte de Fernando el 30 de noviembre de 1935.

Thursday, March 12, 2009

Poema en línea recta

Álvaro de Campos

Nunca conocí a quien le hubieran dado una paliza
Todos mis conocidos han sido campeones en todo.

Y yo, tantas veces bajo, tantas veces puerco, tantas veces vil,
Yo tantas veces indiscutiblemente parásito,
Indisculpablemente sucio,
Yo, que tantas veces no he tenido paciencia para darme un baño,
Yo, que tantas veces he sido ridículo, absurdo,
Que he enrollado los pies públicamente en los tapetes de las etiquetas,
Que he sido grotesco, mezquino, sumiso y arrogante,
Que he sufrido injurias y he callado,
Que cuando no he callado, he sido más ridículo aún;
Yo, que he sido gracioso con las criadas de hotel,
Yo, que he sentido el guiñar de ojos de los mandaderos,
Yo, que he cometido vergüenzas financieras, pedido prestado sin pagar,
Yo, que, cuando la hora del golpe surgió, me he agachado
Fuera de la posibilidad del golpe;
Yo, que he sufrido la angustia de las pequeñas cosas ridículas,
Yo, declaro que no tengo par en todo esto en este mundo.

Toda la gente que conozco y que habla conmigo
Nunca tuvo un acto ridículo, nunca sufrió una injuria,
Nunca fue sino príncipe -todos ellos príncipes- en la vida...

¡Quién me diera oír de alguien la voz humana
Que confesara, no un pecado, sino una infamia;
Que contara, no una violencia, sino una cobardía!
No, son todos el Ideal, si los oigo y me hablan.
¿Quién hay en este largo mundo que me confiese que alguna vez fue vil?

¡Oh, príncipes, mis hermanos,
Maldita sea, estoy harto de semidioses!
¿Dónde es que hay gente en el mundo?

¿Entonces sólo soy yo el que es vil y errado en esta tierra?

Podrán no haberlos amado las mujeres,
Podrán haber sido traicionados -¡pero ridículos nunca!
Y yo, que he sido ridículo, sin haber sido traicionado,
¿Cómo puedo hablar con mis superiores sin titubear?
Yo, que he sido vil, literalmente vil,
Vil en el sentido mezquino e infame de la vileza.