Sunday, July 06, 2008

Grandes son los desiertos, y todo es desierto




Grandes son los desiertos, y todo es desierto.
No sólo algunas toneladas de piedras o ladrillos en lo alto
Que disfrazan el suelo, el tal suelo que es todo.
Grandes son los desiertos y las almas desiertas y grandes—
Desiertas porque no pasan por ellas sino ellas mismas,
Grandes porque desde allí se ve todo, y todo murió.

¡Grandes son los desiertos, alma mía!
Grandes son los desiertos.

No saqué boleto para la vida,
Erré a la puerta del sentimiento,
No hubo voluntad u ocasión que no perdiera.
Hoy nada me resta en vísperas de viaje,
Con la maleta abierta esperando el acomodo aplazado,
Sentado en la silla en compañía de las camisas que no caben,
Hoy nada me queda (además lo incómodo de estar sentado así)
Sino saber esto:
Grandes son los desiertos, y todo es desierto.
Grande es la vida, y no vale la pena que haya vida.

Acomodo mejor la maleta con los ojos de pensar en acomodar
Que con el acomodo de las manos facticias ( y creo que digo bien).
Enciendo un cigarro para aplazar el viaje,
Para aplazar todos los viajes,
Para aplazar el universo entero.

¡Vuelve mañana, realidad!
¡Basta por hoy, gentes!
¡Aplázate presente absoluto!
Más vale no tenerlo que vivir así.

Compren chocolates al niño a quien sucedí por error,
Y arranquen el letrero porque el mañana es infinito.

Pero tengo que acomodar la maleta,
Tengo por fuerza que acomodar la maleta,
La maleta.
No puedo llevar las camisas en la hipótesis y la maleta en la razón.
Sí, toda la vida he tenido que acomodar la maleta.
Pero también, toda la vida, me he quedado sentado a la orilla de las camisas apiladas,
Rumiando, como un buey que no llegó a ser Apis, destino.

Tengo que acomodar la maleta del ser.
Tengo que existir acomodando maletas.
La ceniza del cigarro cayó sobre la camisa de encima del montón.
Volteo a mi costado, me aseguro que estoy durmiendo.
Sólo sé que tengo que acomodar la maleta,
Y que los desiertos son grandes y todo es desierto,
Y cualquier parábola al respecto de esto, pero de esa ya me olvidé.

Me levanto de repente todos los Césares.
Voy definitivamente a acomodar la maleta.
Arre, he de acomodarla y cerrarla;
He de llevármela de aquí,
He de existir independientemente de ella.

Grandes son los desiertos y todo es desierto,
Salvo error, naturalmente.

¡Pobre del alma humana con oasis sólo en el desierto de al lado!

Más vale acomodar la maleta.
Fin.


Álvaro de Campos
4/9/1930

Traducción del portugués, Mario Bojórquez