Friday, July 22, 2005

El guardador de rebaños


Alberto Caeiro

EL GUARDADOR DE REBAÑOS

I

Yo nunca guardé rebaños
Pero es como si los guardara.
Mi alma es como un pastor,
Conoce el viento y el sol
Y anda de la mano de las Estaciones
Siguiendo y mirando.
Toda la paz de la Naturaleza sin gente
Viene a sentarse a mi lado.
Pero yo quedo triste como una puesta de sol
Para nuestra imaginación,
Cuando enfría el fondo del llano
Y se siente la noche entrada
Como una mariposa por la ventana.

Pero mi tristeza es sosiego
Porque es natural y justa
Y es lo que debe estar en el alma
Cuando ya piensa que existe
Y las manos cogen flores sin que ella se entere.

Como un ruido de cencerros
Más allá de la curva del camino
Mis pensamientos estan contentos
Sólo me da pena saber que ellos están contentos
Porque, si no lo supiera,
En vez de estar contentos y tristes,
Estarían alegres y contentos.

Pensar incomoda como andar en la lluvia
Cuando el viento crece y parece que llueve más.

No tengo ambiciones ni deseos.
Ser poeta no es una ambición mía.
Es mi manera de estar solo.

Y si deseo a veces,
Por imaginar, ser corderillo
(O ser el rebaño todo
Para andar disperso por toda la ladera
Siendo muchas cosas felices al mismo tiempo),
Es sólo porque siento lo que escribo a la puesta de Sol,
O cuando una nube pasa la mano por encima de la luz
Y corre un silencio por la hierba.

Cuando me siento a escribir versos
O, paseando por los caminos o por los atajos,
Escribo versos en un papel que está en mi pensamiento,
Siento un cayado en las manos
Y veo una imagen de mí
En la cima de un otero,
Mirando mi rebaño y viendo mis ideas,
O mirando mis ideas y viendo mi rebaño,
Y sonriendo vagamente como quien no comprende lo que se dice
Y quiere fingir que comprende.

Saludo a todos los que me leen,
Agitando el sombrero ancho
Cuando me ven en mi puerta
Apenas la diligencia se levanta en la cima del otero.
Los saludo y les deseo sol,
Y lluvia, cuando la lluvia es necesaria,
Y que sus casas tengan
Al pie de una ventana abierta
Una silla predilecta
Donde se sienten leyendo mis versos.
Y al leerlos piensen
Que soy cualquier cosa natural-
Por ejemplo, el árbol antiguo
A la sombra del cual cuando niños,
Se sentaban con un sofoco, cansados de jugar,
Y limpiaban el sudor de la cabeza caliente
Con la manga del mandil rayado.

Versión del portugués
Mario Bojórquez
hiperboreos@hotmail.com


II

Mi mirar es nítido como un girasol
Tengo la costumbre de andar por los caminos
Mirando a derecha y a izquierda,
Y de vez en cuando para atrás...

Y lo que veo a cada momento
Es aquello que nunca antes había visto,
Y me doy cuenta muy bien...
Sé tener el pasmo esencial
Que tiene un niño, si, al nacer,
Repara deveras en su nacimiento...
Me siento nacido a cada momento
Para la eterna novedad del mundo...

Creo en el mundo como en una margarita,
Porque lo veo. Pero no pienso en él
Porque pensar es no comprender...
El mundo no se hizo para que lo pensaramos
(Pensar es estar enfermo de los ojos)
Sino para mirarnos en él y estar de acuerdo...

No tengo filosofía: tengo sentidos...
Si hablo de la Naturaleza no es porque sepa lo que ella es,
Si no porque la amo, y la amo por eso,
Porque quien ama nunca sabe lo que ama
Ni sabe porque ama, ni lo que es amar...

Amar es la inocencia eterna,
Y la única inocencia es no pensar...

Versión del portugués
Mario Bojórquez
hiperboreos@hotmail.com


III

Al atardecer, recargado en la ventana,
Y sabiendo de soslayo que hay campos enfrente,
Leo hasta que me arden los ojos
El Libro de Cesario Verde.

Que pena tengo de él. Era un campesino
Que andaba preso en libertad por la ciudad.
Pero el modo con que miraba las casas,
Y el modo como observaba las calles,
Y la manera como se interesaba por las cosas,
Es la de quien mira los árboles
Y de quien baja los ojos por la calle donde va
Y anda observando las flores que hay por los campos...

Por eso tenía aquella gran tristeza
que nunca dice bien que tenía
Pero andaba en la ciudad como quien anda en el campo
Y triste como disecar flores en los libros
Y poner plantas en jarros...

Versión del portugués
Mario Bojórquez
hiperboreos@hotmail.com


IV

La tormenta cayó esta tarde
Por las orillas del cielo
Como un pedregal enorme...
Como si alguien desde una ventana alta
Sacudiera un gran mantel,
Y las migajas todas juntas
Hicieran un barullo al caer,
La lluvia llovía del cielo
Y ennegreció los caminos...

Cuando los relámpagos sacudían el aire
Y abanicaban el espacio
Como una gran cabeza que dice que no,
No sé porqué -no tenía miedo-
Me puse a rezar a Santa Bárbara
Como si fuera yo la vieja tía de alguien...

¡Ah! es que rezando a Santa Bárbara
Yo me sentía aún más simple
De lo que creo ser...
Me sentía familiar y casero
Y habiendo pasado la vida
Tranquilamente, como el muro del patio;
Teniendo ideas y sentimientos por tenerlos
Como una flor tiene perfume y color...

Me sentía alguien que pudiera creer en Santa Bárbara...
¡Ah, poder creer en Santa Bárbara!

(¿Quién cree que existe Santa Bárbara,
Pensara que ella es persona y visible
O que pensará de ella?)

(¡Qué artificio! ¿Que saben
Las flores, los árboles, los rebaños,
De Santa Bárbara?... Una rama de árbol
Si pensara, nunca podría
Construir santos, ni ángeles...
Podría pensar que el sol
Es Dios, y que la tormenta
Es una multitud
Enfadada por encima de nosostros...
¡Ah, como los hombres más simples
Son enfermos y confusos y estúpidos
Cerca de la clara simplicidad
Y la salud de existir
En los árboles y las plantas!)

Y yo, pensando en todo esto,
Quedé otra vez menos feliz...
Quedé sombrío y enfermo y taciturno
Como un día en que todo el día amenaza la tormenta
Y ni siquiera de noche llega...

Versión del portugués
Mario Bojórquez
hiperboreos@hotmail.com

V

Hay metafísica bastante en no pensar en nada.

¿Qué pienso yo del mundo?
¡Qué sé yo lo que pienso del mundo!
Si me enfermara pensaría en eso.

¿Qué idea tengo yo de las cosas?
¿Qué opinión tengo sobre las causas y los efectos?
¿Qué es lo que he meditado sobre Dios y el alma
Y sobre la creación del Mundo?
No sé. Para mí pensar en eso es cerrar los ojos
Y no pensar. Es correr las cortinas
De mi ventana (pero no tiene cortinas).

¿El misterio de las cosas? ¡Qué sé yo lo que es el misterio!
El único misterio es que haya alguien que piense en el misterio.
Quien está al sol y cierra los ojos,
Comienza a no saber lo que es el sol
Y a pensar muchas cosas llenas de calor.
Pero si abre los ojos y ve el sol,
Y ya no puede pensar en nada,
Es porque la luz del sol vale más que los pensamientos
De todos los filósofos y de todos los poetas.
La luz del sol no sabe lo que hace
Y por eso no se equivoca y es común y buena.

¿Metafísica? ¿Qué metafísica tienen aquellos árboles?
La de ser verdes y copudos y de tener ramas
Y la de dar fruto en su hora, lo que no nos hace pensar,
A nosotros, que no sabemos entenderlos
¿Pero qué mejor metafísica que la de ellos
Que es de no saber para que viven
Ni saber que no lo saben?

"Constitución íntima de las cosas"...
"Sentido íntimo del Universo"...
Todo esto es falso, todo esto no quiere decir nada.
Es increíble que se pueda pensar en cosas de esas.
Es como pensar en razones y fines
Cuando el comienzo de la mañana está rayando y por los lados de los árboles
Un vago oro lustroso va perdiendo la oscuridad.

Pensar en el sentido íntimo de las cosas
Es, acrecentado, como pensar en la salud
O llevar un vaso al agua de las fuentes.

El único sentido íntimo de las cosas
Es que ellas no tienen sentido íntimo ninguno.

No creo en Dios porque nunca lo vi.
Si Él quisiera que yo creyera en Él,
Sin duda que vendría a hablar conmigo
Y entraría adentro por mi puerta
Diciéndome, ¡Aqui estoy!

(Esto es tal vez ridículo a los oídos
De quien, por no saber lo que es mirar las cosas,
No comprende a quien habla de ellas
Con el modo de hablar que reparar en ellas enseña)

Pero si Dios es las flores y los árboles
Y los montes y sol y el rayo de luna.
Entonces creo en Él,
Entonces creo en Él a toda hora,
Y mi vida toda es una oración y una misa,
Y una comunión con los ojos y por los oídos.

Pero si Dios es los árboles y las flores
Y los montes y el rayo de luna y el sol,
¿Para qué le llamo Dios?
Le llamo flores y árboles y montes y sol y rayo de luna;
Porque si Él se hizo, para que yo lo vea,
Sol y rayo de luna y flores y árboles y montes,
Si Él se me aparece como árboles y montes
Y rayo de luna y sol y flores,
Es que Él quiere que yo lo conozca
como árboles y montes y flores y rayo de luna y sol.

Y por eso yo lo obedezco
(¿Qué más sé yo de Dios, que Dios de sí mismo?),
Le obedezco viviendo, espontáneamente,
Como quien abre los ojos y ve,
Y le llamo rayo de luna y sol y flores y árboles y montes,
Y lo amo sin pensar en Él
Y lo pienso viendo y oyendo,
Y ando con Él a toda hora.

Versión del portugués
Mario Bojórquez
hiperboreos@hotmail.com

El paso de las horas

Álvaro de Campos

EL PASO DE LAS HORAS

Oda sensacionista
A José Almada-Negreiros

Almada-Negreiros:
no se imagina como
le agradezco el
acto de que usted
exista.

Álvaro de Campos

Sentir todo de todas las maneras,
Vivir todo de todos los lados,
Ser la misma cosa de todos los modos posibles al mismo tiempo,
Realizar en mí toda la humanidad de todos los momentos
En un sólo momento difuso, profuso, completo y lejano.

Quiero ser siempre aquello con que simpatizo,
Me vuelvo siempre, más tarde o más temprano,
Aquello con que simpatizo, sea una piedra o un ansia,
Sea una flor o una idea abstracta,
Sea una multitud o un modo de comprender a Dios.
Y yo simpatizo con todo, vivo todo de todo.
Me son simpáticos los hombres superiores porque son superiores
Y me son simpáticos los hombres inferiores porque son superiores también,
Porque ser inferior es diferente de ser superior,
Y por eso es una superioridad desde ciertos puntos de vista.
Simpatizo con algunos hombres por sus cualidades de carácter
Y simpatizo con otros por su falta de esas cualidades,
Y aún con otros simpatizo por simpatizar con ellos,
Y hay momentos absolutamente orgánicos en que esos son todos los hombres.

Sí, como soy rey absoluto de mi simpatía,
Basta que ella exista para que tenga razón de ser.
Estrecho en mi pecho jadeante, en un abrazo conmovido,
(En el mismo abrazo conmovido)
Al hombre que da su camisa al pobre que desconoce,
Al soldado que muere por la patria sin saber lo que es la patria,
Y...
Y al matricida, fraticida, al incestuoso, al violador de niños,
Al ladrón de caminos, al salteador de los mares,
Al raterillo de carteras, al sombra que espera en los callejones.
Todos son mi amante predilecta por lo menos una vez en la vida.
Beso en la boca a todas las prostitutas,
Beso en los ojos a todos los souteneurs,
Mi pasividad yace a los pies de todos los asesinos,
Y mi capa española esconde la retirada de todos los ladrones.
Todo es la razón de ser en mi vida.

Cometí todos los crímenes,
Viví dentro de todos los crímenes
(Yo mismo fui, ni uno ni otro en el vicio,
Sino el propio vicio en persona practicado entre ellos,
Y esas son las horas más Arco del Triunfo de mi vida).

Me multipliqué para sentirme,
Para sentirme, necesité sentir todo,
Me transbordé, no hice sino extravasarme,
Me desnudé, me entregué,
Y hay en cada rincón de mi alma un altar a un Dios diferente.

Los brazos de todos los atletas me apretaron súbitamente femenino,
Y yo sólo de pensar en eso me desmayé entre sus supuestos músculos.

En mi boca fueron dados los besos de todos los encuentros,
Se agitaron en mi corazón los pañuelos de todas las despedidas,
Todas las señas obscenas de gestos y miradas
Me golpean de lleno en todo el cuerpo, especialmente en los centros sexuales.

Fui todos los ascetas, todos los marginados, todos los como que olvidados,
Y todos los pederastas -absolutamente todos (no faltó ninguno).
¡Rendez-vous rojo y negro en el hondo infierno de mi alma!

(Freddie, yo te llamaba Baby, porque eras rubio, blanco y yo te amaba,
¡Cuántas emperatrices por reinar y princesas destronadas fuiste para mí!
Mary, con quien leía a Burns en días tristes como sentirse vivir;
Mary tú no sábes cuántos matrimonios honestos, cuántas familias felices,
Vivieron en ti mis ojos y mi brazo ciñéndote y mi conciencia incierta,
Su vida insulsa, sus casas suburbanas con jardín, sus half-holidays inesperados...
Mary, soy infeliz...
Freddie, soy infeliz...
Oh, ustedes, todos ustedes, casuales, demorados,
Cuántas veces habrán pensado en pensar en mí sin que lo hicieran,
Ah, cuán poco fui en lo que son, cuán poco, cuán poco-
Sí, y lo que he sido, ¡Oh mi universo subjetivo,
Oh, mi sol, mi claro de luna, mis estrellas, mi momento,
Oh, parte externa de mí perdida en laberintos de Dios!)

Pasa todo, todas las cosas, en un desfile dentro de mí,
Y todas las ciudades del mundo rumoran dentro de mí...

Mi corazón tribunal, mi corazón mercado, mi corazón casa de bolsa, mi corazón mostrador de banco,
Mi corazón rendez-vous de toda la humanidad,
Mi corazón banca de parque, hotel, posada, calabozo número cualquiera,
("Aquí estuvo el Manolo en vísperas de ir al patíbulo")
Mi corazón club, sala, platea, tapete, guichet, portal,
Puente, cancel, excursión, marcha, viaje, subasta, feria, arrabal
Mi corazón postigo
Mi corazón paquete,
Mi corazón carta, equipaje, satisfacción, entrega,
Mi corazón al margen, el límite, la súmula, el índice
Eh-la, eh-la, eh-la, un bazar mi corazón.

Traigo dentro de mi corazón,
Como en un cofre que no se puede cerrar de lleno,
Todos los lugares donde estuve
Todos los puertos a los que llegue
Todos los paisajes que vi a través de las ventanas o escotillas
O desde toldillos, soñando,
Y todo eso, que es tanto, es poco para lo que yo quiero.

La entrada de Singapur, la mañana subiendo, color verde
El coral de las Maldivias en paso cálido,
Macao a la una de la mañana... despierto de repente...
Yat-lo-o-o-o-o-o-o-o-o...ghi-...
Y aquello me suena desde el fondo de otra realidad...
La estatura Norte-africana casi de Zanzibar al sol...
Dar es Salaam (la salida es difícil)
Masunga, Nossi-Be, verduras de Madagascar...
Tempestades alrededor del Guardafui
Y el Cabo de Buena Esperanza nítido al sol de la madrugada...
Y la Ciudad del Cabo con la Montaña de la Mesa al fondo...

Viajé por más tierras de aquellas que toqué...
Vi más paisajes que aquellos en que puse mis ojos...
Experimenté más sensaciones de todas aquellas que sentí,
Porque, por más que sintiera, siempre me faltó sentir
Y la vida siempre me dolió, siempre fue poco y yo infeliz.

En ciertos momentos del día recuerdo todo esto y me da pavor,
Pienso en qué quedará de esta vida a pedazos, de este auge,
De esta carretera de curvas, de este automóvil a la orilla de la carretera, de este aviso,
De esta turbulencia tranquila de sensaciones desencontradas
De esta transfusión, de esta insubsistencia, de esta convergencia irisada,
De este desasosiego en el fondo de todos los cálices,
De esta angustia en el fondo de todos los placeres,
De esta saciedad anticipada en el asa de todas las tazas,
De este juego de cartas tedioso entre el Cabo de Buena Esperanza y las Canarias.

No sé, siento de más o de menos, no sé
No sé si la vida es poco o demasiado para mí.
Si me falta escrúpulo espiritual, punto de apoyo en la inteligencia,
Consanguinidad con el misterio de las cosas, choque
A los contactos, sangre bajo los golpes, estremecimiento a los ruidos,
O si hay otra significación para esto más cómoda y feliz.
Sea lo que fuere, era mejor no haber nacido,
Porque, de tan interesante que es en todos los momentos,
La vida llega a doler, a marear, a cortar, a rozar, a crujir,
A dar ganas de gritar, a dar saltos, de quedar en el suelo, de salir,
Afuera de todas las casas, de todas las lógicas, de todos los balcones,
E ir salvajemente a la muerte entre árboles y olvidos,
Entre tumbos y peligros y ausencia de mañanas,
Y todo esto debía ser cualquier cosa más parecida con lo que yo pienso,
Con lo que pienso y siento, que yo ni sé qué es, oh vida.

Cruzo los brazos sobre la mesa, pongo la cabeza sobre los brazos,
Y necesito querer llorar, pero no sé ir a buscar las lágrimas...
Por más que me esfuerce por tener una gran pena de mí, no lloro,
Tengo el alma rajada bajo el indicador curvo que le toca...
¿Qué ha de ser de mí? ¿Qué ha de ser de mí?

Corrieron a chicotazos al bufón de palacio, sin razón,
Hicieron levantar al mendigo del escalón donde cayera
Azotaron al niño abandonado y le quitaron el pan de las manos.
Oh, angustia inmensa del mundo, lo que falta es actuar...
Tan decadente, tan decadente, tan decadente...
Sólo estoy bien cuando oigo música, y ni entonces.
Jardines del siglo dieciocho antes de 89,
¿Dónde están, que quiero llorar de cualquier manera?
Con un bálsamo que no consuela sino por la idea de que es un bálsamo.
La tarde de hoy y de todos los días poco a poco, monótona, cae.

Se encendieron las luces, cae la noche, la vida se sustituye.
Sea de la manera que fuera, es preciso continuar viviendo.
Me arde el alma como si fuera una mano, físicamente.
Estoy en el camino de todos y tropiezan conmigo.
Mi casa de campo,
Que haya menos que un tren, una diligencia, y la decisión de partir entre tú y yo.
Así quedo, quedo... soy el que siempre quiere partir,
Y queda siempre, queda siempre, queda siempre,
Hasta la muerte queda, aunque parta, queda, queda, queda...

Vuélveme humano, oh noche, vuélveme fraterno y solícito.
Sólo humanitariamente se puede vivir.
Sólo amando a los hombres, las acciones, la banalidad de los trabajos,
Sólo así -¡ay de mí!-, sólo así se puede vivir
¡Sólo así, oh noche, y yo nunca podré ser así!

Vi todas las cosas, y me maravillé de todo,
Pero todo me sobró o fue poco -no se cuánto- y sufrí.
Viví todas las emociones, todos los pensamientos, todos los gestos,
Y quedé tan triste como si hubiera querido vivirlos y no lo consiguiera.
Amé y odié como toda la gente,
Pero para toda la gente eso fue normal e instintivo,
Y para mí fue siempre la excepción, el choque, la válvula, el espasmo.

Ven, oh noche, y apágame, ven y ahógame en ti.
Oh amorosa del Más Allá, señora del luto infinito,
Pesar externo de la Tierra, llanto silencioso del Mundo.
Madre suave y antigua de las emociones sin gesto,
Hermana mayor, virgen y triste, de las ideas sin nexo,
Novia esperando siempre nuestros propósitos incompletos,
La dirección constantemente abandonada de nuestro destino,
Nuestra incertidumbre pagana sin alegría,
Nuestra franqueza cristiana sin fe,
Nuestro budismo inerte, sin amor por las cosas sin éxtasis,
Nuestra fiebre, nuestra palidez, nuestra impaciencia de débiles,
Nuestra vida, oh madre, nuestra perdida vida...

No sé sentir, no sé ser humano, convivir,
Desde dentro del alma triste, con los hombres, mis hermanos en la tierra.
No sé ser útil ni aún sintiendo, ser práctico, ser cotidiano, nítido,
Tener un lugar en la vida, tener un destino entre los hombres,
Tener una obra, una fuerza, una voluntad, un huerto,
Una razón para descansar, una necesidad de distraerme,
Una cosa venida directamente de la naturaleza para mí.

Por eso sé materna para mí, oh noche tranquila...
Tú, que le quitas lo mundo al mundo, tú que eres la paz,
Tú que no existes, que sólo eres la ausencia de la luz,
Tú que no eres una cosa, un lugar, una esencia, una vida,
Penélope de la tela, mañana destejida, de tu oscuridad,
Circe irreal de los febriles; de los angustiados sin causa,
Ven a mí, oh noche, extiende hacia mí las manos,
Y sé frescor y alivio, oh noche, sobre mi frente...

Tú, cuya venida es tan suave, que parece un alejamiento,
Cuyo flujo y reflujo de tiniebla, cuando la luna inspira,
Tiene dudas de cariño muerto, frío de mares de sueño,
Brisas de paisajes supuestos para nuestra angustia excesiva...

Tú, pálidamente; tú, llorosa; tú, líquidamente,
Aroma de muerte entre flores, halito de fiebre sobre los márgenes,
Tú, reina, tú, castellana, tú, dama pálida, ven...

Clarín claro de la mañana al fondo
Del semicírculo frío del horizonte,
Tenue clarín lejano como banderas inciertas
Desplegadas más allá de donde los colores son visibles...
Clarín trémulo, polvareda quieta, donde la noche cesa,
Polvareda de oro detenida en el fondo de la visibilidad...
Carro que chirría límpidamente, vapor que pita,
Grua que comienza a girar en mi oído,
Tos seca, la primera del que sale de casa,
Leve escalofrío matutino en la alegría de vivir,
Carcajada estruendosa velada por la bruma exterior no sé como,
Costurera condenada para algo peor que la mañana que siente,
Obrero tísico incapacitado para la dicha en esta hora
Inevitablemente vital,
En que el relevo de las cosas es suave, cierto y simpático,
En que los muros son frescos al contacto de la mano y las casas,
Abren aquí y allá los ojos cortinados de blanco...

Toda la madrugada es una cortina que oscila,
Y refresca ilusiones y recuerdos en mi alma de transeunte,
En mi corazón exiliado de epidérmico espíritu,
En mí cansado y velado (...)

(...) y camina todo
Hacia la hora llena de luz, en que las tiendas bajan los párpados
Y rumor tráfico carroza tren yo siento sol truena


Vértigo del mediodía enmarcado de vértigos-
Sol en los vértices y en los (...) de mi visión estriada,
Del remolino parado de mi retentiva seca,
De la brumosa claridad fija de mi consciencia de vivir.

Rumor tráfico carroza tren carros yo siento sol calle,
Aros cajones trolley tienda vitrina falda ojos
Rápidamente carriles carrozas cajones calle atravesar calle
Acera tenderos "perdón" calle
Calle paseando por mí paseando por la calle por mí
Todo espejos las tiendas de acá dentro de las tiendas de allá
La velocidad de los carros al contrario en los espejos oblícuos de los aparadores,
El suelo en el aire el sol bajo los pies calle riegas flores en el cesto calle
Mi pasado calle estremece camión calle no me acuerdo calle
Yo cabeza abajo en el centro de mi conciencia de mí
Calle sin poder encontrar una sensación sólo de cada vez calle
Calle para atrás y para adelante debajo de mis pies
Calle en X en Y en Z por dentro de mis brazos
Calle por mi monóculo en círculos de cinematógrafo pequeño,
Caleidoscopio en curvas irisadas nítidas calle.
Borrachera de la calle y de sentir ver oír todo al mismo tiempo.
Latir de sienes de estar viniendo para acá al mismo tiempo que voy para allá.
Doy vuelta todos los días en todas las esquinas de todas las calles,
Y siempre que estoy pensando una cosa estoy pensando otra.
No me subordino sino por atavismo,
Y hay siempre razones para emigrar para quien no está encamado.

Desde las terrazas de todos los cafés de todas las ciudades
Accesibles a la imaginación
Observo la vida que pasa, la sigo sin moverme,
Le pertenezco sin sacar un gesto del bolsillo,
Ni tomar nota de lo que vi para después fingir que lo vi.
En el automóvil amarillo pasa la mujer definitiva de alguien,
Voy a un lado de ella sin que lo sepa.
En el trottoir inmediato ellos se encuentran por un azar dirigido,
Pero ya antes del encuentro estaba con ellos.
No hay manera de esquivarme, no hay modo de que yo no esté en todas partes.
Mi privilegio es todo.
(Breveteé, Sans Garantie de Dieu, mi Alma).

Asisto a todo y definitivamente.
No hay joya de mujer que no sea comprada por mí y para mí,
No hay intención de estar esperando que no sea mía de cualquier manera,
No hay resultado de conversación que no sea mío por azar,
No hay campanas al vuelo en Lisboa desde hace treinta años, noche
De San Carlos hace cincuenta,
Que no sea para mí por una galantería obsequiada.

Fui educado por la Imaginación,
Viajé de su mano siempre,
Amé, odié, hablé, pensé siempre por ella,
Y todos los días tienen esa ventana por delante,
Y todas las horas parecen mías de esa manera.

Caigo tendido en toda la vida
Y ruge en mí, mi ferocidad de vivir...
No hay gestos de placer por el mundo que valgan
La alegría estupenda de quién no tiene otro modo de expresarla
Que rodar por el suelo entre hierbas y margaritas
Y mezclarse con la tierra hasta ensuciar el traje y el cabello...
No hay versos que puedan dar esto...
Arranquen un (...) de hierba, muérdanla y entenderán,
Entenderán completamente lo que yo incompletamente expreso.
Tengo la furia de ser raíz
Persiguiéndome las sensaciones por dentro como una savia..
Quería tener todos los sentidos, incluyendo la inteligencia,
La imaginación y la inhibición
A flor de piel para poder revolcarme en la tierra rugosa
Desde más adentro, sintiendo más rugosidad e irregularidades.
Sólo estaría contento si mi cuerpo fuera mi alma...
Así todos los vientos, todos los soles, y todas las lluvias
Serían sentidos por mí del único modo que yo querría...
No pudiendo sucederme esto, me desespero, rabio,
Tengo ganas de poder arrancarme a dentelladas el traje
Y luego tener pesadas garras de león para despedazarme
Hasta que la sangre corra, corra, corra, corra...
Sufro porque todo esto es absurdo
Como si alguien me tuviera miedo,
Como mi sentimiento agresivo hacia el destino, hacia Dios,
Que nace de encararnos con lo Inefable
Y de medir bien, de repente, nuestra debilidad y pequeñez.

Todas las madrugadas son la madrugada y la vida.
Todas las auroras amanecen en el mismo lugar:
Infinito...
Todas las alegrías de ave vienen de la misma garganta,
Todos los estremecimientos de hojas son del mismo árbol,
Y todos los que se levantan temprano para ir a trabajar
Van de la misma casa a la misma fábrica por el mismo camino...
Rueda, bola grande, hormiguero de conciencias, tierra,
Rueda, amanecida, atardecida, a plomo bajo soles, nocturna,
Rueda en el espacio abstracto, en la noche mal iluminada
realmente
Rueda y (...)

Siento en mi cabeza la velocidad del giro de la tierra,
Ytodos los países y todas las personas giran dentro de mí,
Ansia centrífuga, rabia de ir por los aires hasta los astros
Apalea el interior de mi cráneo
Me pone alfileres vendados en toda la conciencia de mi cuerpo,
Me obliga a levantarme mil veces y dirigirme hacia lo Abstracto,
Hacia lo inencontrable, Allí sin restricción ninguna,
La Meta invisible todos los puntos donde no estoy y al mismo tiempo

Ah no estar parado ni andando,
No estar acostado ni de pie,
Ni despierto ni durmiendo,
Ni aquí ni en otro lugar,
Resolver la ecuación de esta inquietud prolija,
Saber donde estar para poder estar en todas partes,
Saber donde acostarme para estar paseando por todas las calles,
Saber donde(...)

HO-ho-ho-ho-ho-ho
HO-HO-HO-HO-HO
HO-HO-HO-HO-HO
HO-HO-HO-HO-HO


Cabalgata alada de mí por encima de todas las cosas,
Cabalgata estallada de mí por debajo de todas las cosas,
Cabalgata alada y estallada de mí por causa de todas las cosas...

Hup-la por encima de los árboles, hup-la por debajo de las pilas,
Hup-la contra las paredes, hup-la raspando en los troncos,
Hup-la en el aire, hup-la en el viento, hup-la, hup-la en las playas,
En una velocidad creciente, insistente, violenta,
Hup-la, hup-la, hup-la, hup-la...............

Cabalgata panteísta de mí por dentro de todas las cosas,
Cabalgata energética por dentro de todas las energías,
Cabalgata de mí por dentro del carbón que se quema, de la lámpara que arde,
De todos los consumos de energía
Cabalgata de mí /*amperes,/
Cabalgata explosiva, explotada, como una bomba que revienta,
Cabalgata reventando para todos lados al mismo tiempo,
Cabalgata por encima del espacio, salto por encima del tiempo,
Brinca, caballo Electrón -ión-, sistema solar resumido
Por dentro de la acción de los émbolos, por fuera del giro de los volantes.
Dentro de los émbolos, vuelto velocidad abstracta y loca,
Obro a hierro y velocidad, vaivén, locura, rabia contenida,
Atado al rostro de todos los volantes giro asombrosas horas,
Y todo el universo rechina, estalla, y se dispersa en mí.

Ho-ho-ho-ho-ho..........
Cada vez más de prisa, cada vez más con el espíritu adelante del cuerpo
Adelante de la propia idea veloz del cuerpo proyectado,
Con el espíritu atrás adelante del cuerpo, sombra, chispa.
He-la-ho-ho...Helahoho...

Toda la energía es la misma y toda la naturaleza es lo mismo...
La savia de la savia de los árboles es la misma energía que mueve
Las ruedas de la locomotora, las ruedas del tranvía, los volantes del diesel,
Y un carro jalado por mulas o por gasolina es jalado por la misma cosa.

Rabia panteísta de sentir en mí formidablemente,
Con todos mis sentidos en ebullición, con todos mis poros humeando,
Que todo es una sola velocidad, una sola energía, una sola divina linea
De si para si, parada siseando violencias de velocidad loca...
HO-ho-ho-ho-ho-ho
HO-HO-HO-HO-HO
HO-HO-HO-HO-HO
HO-HO-HO-HO-HO


¡Ave, salve, viva la unidad veloz de todo!
¡Ave, salve, viva la igualdad de todo en saeta!
¡Ave, salve, viva la gran máquina del universo!
Ave, que son lo mismo, árboles, máquinas, leyes,
Ave, que son lo mismo, gusanos, émbolos, ideas abstractas,
La misma savia los llena, la misma savia los cambia,
La misma cosa son y el resto es exterior y falso,
El resto, el estático resto que queda en los ojos que se detienen,
Más no en mis nervios motor de combustión de aceites pesados y ligeros
No en mis nervios todas las máquinas, todos los sistemas de engranaje,
En mis nervios locomotora, tranvía, automóvil, trilladora a vapor,
En mis nervios máquina marítima, diesel, semi-diesel, Campbell,
En mis nervios instalación absoluta de vapor, de gas, de aceite, de electricidad,
¡Máquina universal movida por correas de todos los momentos!
¡Tren rómpete contra el freno de la espuela!
¡Vapor navega directo al muelle y rájate contra él!
Automóvil manejado por la locura de todo el universo precipítate
Por todos los precipicios
Y estréllate ¡trz! ¡Despedázate en el fondo de mi corazón!
¡Á moi, todos los objetos proyectiles!
¡Á moi, todos los objetos direcciones!
¡Á moi, todos los objetos invisibles de veloces!
¡Golpéenme, traspásenme, rebásenme!
¡Soy yo quién me golpea, quién me traspasa, quién me rebasa!
¡La rabia de todos los ímpetus se cierra en círculo-mí!

Hela-ho ho tren, automóvil, aeroplano mis ansias,
Velocidad entra por todas las ideas dentro,
Choca con los sueños y pártelos,
Chamusca todos los ideales humanitarios y útiles,
Atropella todos los sentimientos normales, decentes, concordantes,
Coge en el giro de tu volante vertiginoso y pesado
Los cuerpos de todas las filosofías, los trapos de todos los poemas
Rómpelos y quédate sólo tú, volante abstracto en los aires,
Señor supremo de la hora europea, metálico en celo.
¡Vamos que la cabalgata no tenga fin ni en Dios!
¡Vamos que aunque yo quede atrás de la cabalgata, que yo quede
Arrastrado a la /*cauda / del tren torcido, /* vaciado / , perdido
/*Pobre de mí /, mi cuerpo y mi alma /*alcanzando mi mayor altitud /
De donde ansío utopías de rebasar el universo,
De dejar a Dios atrás como un marco miliario
De librar el m

Me duele la imaginación no sé como, pero es ella la que me duele.
Declina dentro de mí el sol en lo alto del cielo.
Tiende a comenzar el atardecer en lo azul y mis nervios.
Vamos oh cabalgata, ¿en quién más me cambiarás?
Yo que, veloz, voraz, comilón de energía abstracta,
Quería comer, beber, desollar, y arañar el mundo,
Yo, que me contentaría solamente con pisotear el universo,
Pisotear, pisotear, pisotear hasta no sentir...

Me siento fuera de cuánto imaginé que quise,
Que aunque todo quisiera, todo me faltó,

Cabalgata desmantelada por encima de todas las cimas,
Cabalgata desarticulada por debajo de todos los pozos,
Cabalgata vuelo, cabalgata saeta, cabalgata pensamiento-relámpago,
Cabalgata yo, cabalgata yo, cabalgata el universo yo.
Helahoho-o-o-o-o-o-o-o...

Mi ser elástico, muelle, aguja, trepidación...

EL PASO DE LAS HORAS (II)

Sentir todo de todas las maneras,
Tener todas las opiniones,
Ser sincero contradiciéndose a cada momento,
Desagradarse a sí mismo por la plena libertad del espíritu,
Y amar las cosas como Dios.

Yo, que soy más hermano de un árbol que de un obrero,
Yo, que siento más el supuesto dolor del mar al golpear en la playa
Que el dolor real de los niños golpeados
(Ah, esto debe ser falso, pobres niños golpeados -
¿Y por qué mis sensaciones se oponen tan de prisa?)
Yo, en fin, que soy un diálogo continuo,
Un hablar alto incomprensible, alta noche en la torre,
Cuando campanas oscilan vagamente sin que nadie las toque
Y da pena saber que hay vida que vivir mañana.
Yo, en fin, literalmente yo
Y yo metafóricamente también,
Yo, el poeta sensacionista, enviado del Acaso
A las leyes irreprensibles de la Vida,
Yo, el fumador de cigarros por profesión adecuada,
El individuo que fuma opio, que toma ajenjo, pero que, en fin,
Prefiere pensar en fumar opio que fumarlo
Y halla más suyo mirar el ajenjo bebiéndose que beberlo...
Yo, este degenerado superior sin archivos en el alma,
Sin personalidad con valor declarado,
Yo, el investigador solemne de las cosas fútiles,
Que sería capaz de irme a vivir a Siberia sólo por dar la contra
Y que pienso que no está mal no darle importancia a la patria
Porque no tengo raíz, como un árbol, y por tanto no tengo arraigo...
Yo, que tantas veces me siento tan real como una metáfora,
Como una frase escrita por un enfermo en el libro de la muchacha que encontró en la terraza,
O una partida de ajedrez en la cubierta de un transatlántico,
Yo, el ama que empuja los perambulators en todos los jardines públicos,
Yo, el policía que la mira, parado en el fondo de la alameda,
Yo, el niño en carreola, que hace señas a su inocencia
Lúcida con una sonaja de cascabeles,
Yo, el paisaje por detrás de todo esto, la paz citadina
Colada a través de los árboles del jardín público,
Yo, el que los espera a todos en casa
Yo, el que ellos encuentran en la calle
Yo, lo que ellos no saben de sí mismos,
Yo, aquella cosa en que estás pensando y te marca esa sonrisa,
Yo, el contradictorio, el ficticio, el latoso, la espuma,
El cartel puesto ahora, las caderas de la francesa, el mirar del cura,
La plaza donde se encuentran las dos calles y los choferes duermen contra los carros,
La cicatriz del sargento mal encarado,
El sebo en el cuello del asesor enfermo que vuelve a casa,
La taza donde el pequeño que murió bebía siempre,
Y tiene una falla en el asa (y todo esto cabe en un corazón
De madre y lo llena)...
Yo, el dictado de francés de la pequeñita que se mueve las ligas,
Yo, los pies que se tocan por debajo del bridge bajo el candelabro,
Yo, la carta escondida, el calor del pañuelo, el balcón con ventana entreabierta,
El portón de servicio donde la criada habla con los deseos de su primo,
El cabrón de José que prometió venir y no vino
Y teníamos una broma que jugarle...
Yo, todo esto, y además de esto el resto del mundo...
Tantas cosas, las puertas que se abren, y la razón por que se abren,
Y las cosas que ya hicieron las manos que abren las puertas...
Yo, la infelicidad-nata de todas las expresiones,
La imposibilidad de expresar todos los sentimientos,
Sin que haya una lápida en el cementerio para el hermano de todo esto,
Y lo que parece no querer decir nada siempre quiere decir algo...
Sí, yo, el ingeniero naval que soy, supersticioso como una madrina rural.
Y uso monóculo para no parecer igual a la idea real que tengo de mí,
Que tardo a veces tres horas en vestirme y ni por eso me parece natural,
Pero sí me parece metafísico y si tocan a la puerta, me enojo,
No tanto por interrumpirme la corbata sino por quedar sabiendo que existe la vida...
Sí, en fin, yo el destinatario de las cartas lacradas,
El baúl de las iniciales gastadas,
La entonación de las voces que nunca más oiremos-
Dios guarda todo eso en el Misterio, y a veces lo sentimos.
Y la vida pasa de repente y hace mucho frío más cerca que el cuerpo.
La Brígida, prima de mi tía,
El general del que ellas hablaban -general cuando ellas eran niñas,
Y la vida era guerra civil en todas las esquinas...
Vive le melodrame ou Margot a pleuré!
Caen hojas secas en el suelo irregularmente,
Pero el hecho es que siempre es otoño en el otoño,
Y el invierno viene después fatalmente,
Y hay un sólo camino para la vida que es la vida...

Ese viejo insignificante, pero que conoció a los románticos,
Ese opúsculo político del tiempo de las revoluciones constitucionales,
Y el dolor que todo eso deja, sin que se sepa la razón
Ni hay para llorarlo todo más razón que sentirlo.

Todos los amantes se besaron en mi alma,
Todos los vagos durmieron un momento encima de mí,
Todos los despreciados se recargaron un momento en mi hombro,
Atravesaron la calle, de mi brazo, todos los viejos y los enfermos,
Y hubo un secreto que me dijeron todos los asesinos.

(Aquella cuya sonrisa sugiera la paz que yo no tengo,
En cuyo parpadear hay un paisaje de Holanda,
Con las cabezas femeninas coiffeés de lin
Y todo el esfuerzo cotidiano de un pueblo pacífico y limpio...

Aquella que es el anillo dejado encima de la cómoda,
Y la cinta apretada al cerrar la gaveta,
Cinta color de rosa, no me gusta el color sino la cinta apretada
Así como no me gusta la vida, pero me gusta sentirla...

Dormir como un perro corrido, en el camino, al sol,
Definitivamente para todo el resto del Universo,
Y que los carros me pasen por encima).

Me acosté con todos los sentimientos,
Fui souteneur de todas las emociones,
Me invitaron los tragos todos los azares de las sensaciones,
Intercambié miradas con todos los motivos del hacer,
Estuve mano a mano con todos los impulsos por partir,
¡Fiebre inmensa de las horas!
¡Angustia de la fragua de las emociones!
Rabia, espuma, la inmensidad que no cabe en mi pañuelo,
La perra que aúlla de noche,
La pileta de la casa de campo alrededor de mi insomnio,
El bosque tal como fue la tarde en que paseamos, la rosa,
La madeja indiferente, el musgo, los pinos,
La rabia de no contener todo esto, de no detenerlo,
¡Oh hambre abstracta de las cosas, celo impotente de los momentos,
Orgía intelectual de sentir la vida!

Obtener todo por suficiencia divina-
Las vísperas, los consentimientos, los avisos,
Las cosas bellas de la vida-
El talento, la virtud, la impunidad,
La tendencia a acompañar a los demás a su casa,
La circunstancia de pasajero,
La conveniencia de abordar ya para obtener un lugar,
Y falta siempre una cosa, un vaso, una brisa, una frase,
Y la vida duele cuanto más se goza y cuanto más se inventa.

Poder reír, reír, reír francamente,
Reír como un vaso volteado,
Absolutamente loco sólo por sentir,
Absolutamente roto por rozarme con las cosas,
Herido en la boca por morder cosas,
Con las uñas sangrando por agarrar cosas,
Y después denme la celda que quieran que yo me acordaré de la vida.


Versión del portugués
Mario Bojórquez
DR 1999